miércoles, 9 de noviembre de 2011

Laberinto II


Bueno... no sé porque salen cosas abstractas como estas, pero espero la disfruten y gracias por pasar por acá.
Saludos

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La pregunta básica que todo ser humano se realiza, fue precisamente la que él preguntó. Ella, con su mirada desafiante respondió observándolo. –Paula-. No entendía por qué daba su nombre a una persona que no conocía, pero ese niño, le profería la confianza que no había tenido en nadie, ni en su padre, ni en su madre, ni mucho menos en su pueblo perdido entre las montañas.

El niño la miró desconfiado. -¿Por qué mentiste para llegar a mi casa?- Paula, al sentirse descubierta, respondió con otra pregunta ¿Por qué te escondes de la gente? El sonrió y estiró su pequeña mano. –Julián- Paula se quedó cruzada de brazos y respondió ¿Por qué no me respondes? Julián tomó una pequeña piedra, y arrojándola a la calle respondió- La gente no debe saber que existo y es mejor así. Pero, me llamaste la atención, siempre estás escuchando el órgano de la iglesia en la mitad de la misa y siempre te veo observar las estrellas desde el techo de tu casa.-

Paula abrió sus ojos, denotando miedo. Julián, sin detallar eso, sonrió y le tomó la mano e inició a caminar. Sin darse cuenta, estaba siendo guiada por un laberinto dentro de su pueblo, aquel que ella creía conocer a la perfección. De pronto, llegó al patio de Doña Apolonia. Julián haciéndole una señal de silencio con su dedo, la llevó a escondidas hacia la pieza cercana al molino. En su casa, esas habitaciones eran diseñadas para guardar las herramientas del campo, azadones, botas, palas… pero en esa casa, la realidad y sencillez eran abrumadoras. Una cama, una copia de la noche estrellada de Van Gogh y una rosa amarilla en el borde de la ventana, era todo lo que se veía adelante de una pared blanca.

Julián se sentó con una confianza que a Paula le perturbó. –Este es mi cuarto, vivo con mi madre, Apolonia.- Paula se sentó en el borde de la cama aferrada a la bolsa que contenía los huevos, como si ellos le fueran a salvar la vida. – Desde acá-, prosiguió Julián- Puedo ver todo el pueblo y lo que hacen los demás.- Aquello era verdad, Paula sabía que la casa dónde estaba, era la más alta del pueblo, quedaba en la pura cima de la montaña, justo detrás del extenso patio de la casa cural. Desde acá te veo, cada noche, acostada en el techo de tu habitación, contando las estrellas, tachándolas en tu cuaderno, apropiándote de ellas, ignorando lo que dice la astronomía, siendo de mil mundos y de ninguno a la vez- Paula lo miró y le dijo secamente- ¿Qué buscas?- Él respondió, -Una buena respuesta, y espero que a tu lado, la encuentre- Ella miró por la ventana y miró a su madre, a lo lejos llamándola. No la escuchaba, pero sabía que por sus gestos, la buscaba.

-Tengo que irme- Dijo ella volteando a la puerta. –Está bien- respondió el, -Sé bien que no tengo que pedirte el favor que no le digas a nadie que me has visto, ni siquiera a mi madre. Aun así…- Paula lo miró y con una seria mirada, le dio a entender que no era necesario hablar más. -Nos vemos mañana, dijo susurrando y guiñando su ojo derecho-. Ella no respondió, aun no sabía la reacción que tendría al día siguiente.

Bajó tan lentamente la cuesta, pensando en lo que había pasado, que cuando llegó a su casa, su madre la reprendió por llegar tan tarde y sobre todo por aquel espectáculo que doña Apolonia había dado en su casa. ¿Cómo se le ocurría que un niño vivía con ella? Imaginación y bien grande era la que debía tener, para inventar eso. Paula seria quería gritarle a su madre que no era verdad lo que decía esa señora, quería decir mil cosas, pero como hacía desde más pequeña, bajó la cabeza y se fue a su pieza, a su techo, a mirar a lo lejos las estrellas, a sentirse observada por un extraño que lejanamente sabía quién era, que cercanamente conocía su alma. En el fondo, el sonido de su madre peleando, le hizo pronunciar una sonrisa al escuchar que aquello que había completado y sacado su verdadera ira, era aquel ladrón anónimo de sus rosas amarillas.

2 comentarios:

M on 9 de noviembre de 2011, 18:47 dijo...

Muy Bueno la historia de paula y julian, en que teb inspiraste? :D

Veyita Snape on 4 de abril de 2012, 19:22 dijo...

Me encanta esta historia de Julian y Paula, además me imagino de lo complicado que sera para Paula guardar este pequeño secreto de la existencia de Julian, pero esta genial

 

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