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La verdad, nunca creí en el razonamiento de las personas que te rodean,
del amor que te profesan y que ello hiciera que el saber fuese más rápido. Tal vez, esté cansado de mis propias palabras… la mayor
proporción dada a la soledad, es la que demora en surgir. La melancolía es la base del alma, la que permite que se doblegue ante
el tiempo, la que deja, que se sonría con los ojos también.
-Pasa- dijo
Julián al ver a Paula en la entrada del cuarto. Airosa, entregó un papel a
Julián. Habían pasado tres meses desde que Samuel recibió el regalo con un
inexplicable temor, sabía que era aun más importante lo que dijera Julián a lo
que dijera la familia de Paula. Sabía que hasta que él no respondiera, no
tendría el respeto de la persona que mejor conocía a la mujer que quería.
Julián lo leyó y lo arrugó y lo quemó con una
pequeña vela que tenía en un rincón. - Samuel duró tiempo pensando en
responderte ¿Para que hagas esto?- dijo Paula mirando las cenizas. -El papel no
importa, el contenido es lo que vale, y el mensaje ya llegó a mi- respondió Julián.
Paula
molesta, se recostó en la cama, con aquel libro que no terminaba de entender. –
Ni me diste el placer de leerlo- Julián echando un vistazo, le dijo -¿Aun con
lo mismo? Si no avanzas es por estar pensando en lo que no debes- Paula muy
seria se levantó y empezó a decirle a Julián- Me importa poco si estás o no de
acuerdo con la relación con Samuel.¡Quiero saber si entiendes lo que esto
significa para mi!- Julián sin levantar la mirada del plano de una mecedora que
estaba realizando, contestó- Que poco me conoces. Me dices terco y ni te miras.-
Ella respondió -Me preocupo por tu conocimiento, estás enfrascado en tu soledad
y no valoras el cariño- .- Tal vez, una relación con una buena persona,no es mi
ideal, pero no debes olvidar que más allá del amor, necesitas seguir
aprendiendo- dijo Julián estirando los
brazos. – Además, el amor que él te pueda llegar a tener, tiene que ser más
fuerte que las letras que acabé de leer.- Dijo sonriéndo.
Paula apretó
con fuerza su corazón. Abriendo la puerta de la casa, cayó en la cuenta que
Julián no sabría la tristeza que había pasado en su vida hacía seis meses. En
una carrera contra la muerte, Samuel había empatado. Una enfermedad lo había
llevado en cuestión de días. No creía perdida esa batalla, porque él luchó
hasta el final. Lamentablemente, no se había podido hacer nada contra algo
inminente. Samuel, que Paula supiera, jamás conoció de frente a Julián, pero le
dijo a Paula que siempre había sabido quién era.
Leyendo el
siguiente parrafo, ella sólo atinó a respirar lentamente, en la entrada de su habitación…
-El tiempo es ilusión y si es ilusión es sueño, y si es sueño, se inicia
un nuevo ciclo. – Decía el papel que Samuel escribió hace años, Siempre he dicho, que cuándo se termine de escribir la carta
para cada una de las personas que han llegado a nuestras vida, será el día en
que se pueda morir. Si no se inicia a escribir, el tiempo será cada vez más
largo y posiblemente no alcance para decirle a todos los que conoces, las
palabras que esperas decirles. Creo que él lo hizo bien.