viernes, 6 de febrero de 2009

Cinco menos cinco


Bueno, este es un minicuento que salió de alguna tarde de observación de un atardecer en Bogotá… Esta es la primera parte del mismo… Espero algún día terminarlo.

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-Cinco menos cinco. ¿Cero? O tal vez, faltan cinco para las cinco… ¿Qué tal la analogía de “faltan cinco para que suceda algo? ¿A las cinco? Ahhh… ¿Qué significará?- Nestor, apenas se sentía como ser vacío al leer dicha nota. No sabía que significaba. ¿Tal vez 25 de Abril? ¿Mayo menos cinco días? Eso tendría algo de validez. O bueno más bien, bastante validez. Odiaba que ella fuera tan extraña, entregada a las locuras de frases que nadie entendía, solo ella, lo más extraño de todo era saber que ella sería la única que podría explicarle las cosas de verdad. – Ah, mujer extraña tenía que ser-.

Hoy era un día normal para el mundo, todos los demás lo veían así, levantarse, caminar, comer, ir al baño… todo normal. Pero, para el no lo era. Hoy, antes de subirse al tren que lo llevaría a un lugar nuevo y alejado, vio a Valeria llegar. Ella, con su sonrisa parca aunque tierna, le entregó esta nota. “Cinco menos cinco”.- ¿Podría significar menos? Si confiamos en que cancelamos los cincos… ¿Qué me pasa? Ya ando delirando- dijo Nestor en voz alta mientras el viento se colaba por una de las rejillas del tren al arrancar.

-Señor, su tiquete- escuchó con dulce voz a una mujer. Levantó la mirada y se sintió observado. Una niña con un chicle en su boca, no paraba de masticar “Pareces rumiante” recordó decir a su madre y sonrío. Luego, siguió el camino de las miradas. La madre de la niña lo miró con cierto escozor. Quién sabe quién creería que era el. Volvió a proferir una sonrisa aún más sarcástica. En el fondo, una pareja quedó quieta al verlo sonreír. Buscó en los bolsillos y encontró su tiquete. La señorita que lo pedía en el tren, la última que lo observaba, recibió el tiquete y se lo entregó a la mitad guiñándole un ojo. – Que triste- Alcanzó a decir Nestor en voz alta cuando la señorita se fue. – Que triste que Valeria no esté acá-.Cinco menos cinco. ¿Sería tal vez la explicación de cinco personas que el tendría que conocer en su vida? Ah, odiaba la brujez y analogía que Valeria impregnaba en su vida- ¿Por qué ella tenía que ser tan así?-

Volvió a sumergirse en un viaje sin retorno, aquel viaje que jamás termina porqué era su propia vida. Todo valía nada hasta ese 25 de abril cuando cruzando la calle, la vio.

Su cabello negro contrastaba con su tez extremadamente blanca y sus ojos castaños, casi amarillos. Recordó que cuando la vio en ese instante, pensó que parecía los ojos de un gato. No olvidaría esa fecha porqué era ver la realidad con los ojos de un niño, mientras que ella, Valeria, lo miró con la naturalidad que una mujer lo haría, no una niña. Para nada, ella jamás sería una niña y mucho menos, normal. Ella sonrió y dejó que su madre la guiara en medio de la multitud de la mañana. El la siguió con la mirada, expresándole que tenía un interés en ella.

Le preguntó a su madre que sería el amor y ella, profirió una sarcástica sonrisa.- ¿Amor? Nestor, el único amor que verás por ahora es el de tu madre, que te parió, que perdió sangre por ti. ¿Crees que alguien más haría eso por ti? No, quiero que saques de la cabeza eso o bueno, por ahora. El amor es para adultos y tu eres hasta ahora un niño, un niño de solo 7 años. ¿De dónde sacaste eso? - ¿Como explicarle a su madre que después de ver esos ojos de gato, ese cabello y esa piel perfecta no podría amar a nadie más? Igual, ella no lo entendería jamás.

Nestor, el menor de tres hermanos, aquel que tenía un don especial por la música. Cuando era niño, podía escuchar a la distancia el pito del tren, y sabía que con ese tono podría afinar la guitarra de su hermano Pablo. Lógicamente, de más niño, no conocía todas esas palabras técnicas, solo sabía que era ese mismo ruido, idéntico. El tren y la primera cuerda de la guitarra de Pablo. Algún día escuchó a Pablo tocar bellos ruidos con su guitarra, y le preguntó que era eso. El dijo la palabra que siempre lo guiaría, música.

4 comentarios:

GioitaB on 8 de febrero de 2009, 7:54 dijo...

Ya lo leí completo.
¡Dios mío! ¡Qué madre tan hdp!
Me gustaría tener un hijo así, con esos pensamientos a tan corta edad. El trabajo de ser madre sería más fácil y menos aburrido.

Vudesco, muy vudesco.

Manuel on 8 de febrero de 2009, 18:27 dijo...

¡Madre de Dios! Qué cosa más grosa. Me has dejado en la intriga total, esa chica Valeria me da mala espina. Continúa que esto está genial, de verdad amé este cuento, pareciera que se me escapó de tan rápido que lo leí, demasiado misterio para mi salud.

Issa on 11 de febrero de 2009, 16:42 dijo...

"Música."

Dios, me encantó.
Quedé enganchada a la historia desde el principio, aunque el final me pareció muy bueno, creo que el principio no tiene comparación. Me ha encantado.

Valeria... qué misterio, me encanta.
Ah, me ha gustado mucho Isy, te felicito en serio. Espero la continuación.

Ya sabes lo que pienso de tu forma de escribir, muy pocos Isy, muy pocos. Te felicito =)

Un besito (:

Unknown on 17 de agosto de 2009, 17:17 dijo...

Excelente Isy, me gusto mucho.
Esa valeria...mmm que te habras planeado con ese personaje, y el chico es una mente brillante, la historia esta muy interesante.

 

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